ÚLTIMA CENA PARTE 3 "SOMOS SIERVOS Y SIERVAS"
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Estamos en la semana de la pasión, del día jueves despúes de las 6 de la noche, en el aposento alto. Luego, que Jesús le había lavado los pies a los 12 discípulos, el Señor hace una pregunta, que todo pastor, predicador le hace a la audiencia luego de haber predicado:
Juan 13.12 “¿Sabéis lo que os he hecho?”
Jesús hace esta pregunta esperando una respuesta adecuada al amor de Dios. ¿Cuál es esa respuesta adecuada? !Todos necesitamos saberla!
DESARROLLO
DESARROLLO
1Juan 13.12 “Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?”
Habiendo lavado los pies de los discípulos, tomó su manto, volvió a la mesa y les enseñó una lección que quería que aprendieran. Las verdades teológicas descritas en los versículos 7–11 (la humillación de Jesús en su primera venida-NO COMO CONQUISTADOR DE ROMA y la limpieza permanente de la justificación al ser salvo, y la diferencia a la limpieza diaria de la santificación con la confesión de pecados), aunque estas enseñanzas son de gran importancia, no eran las verdades principales que el Señor buscaba comunicar.
El principio más importante que Jesús quería enseñar a sus discípulos era la trascendencia de la humildad y el servicio en amor. Esto es claro porque les dijo: v12“¿Sabéis lo que os he hecho?
Juan 13:12 “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”.
Aquí estaba diciendo en realidad “¿Por qué me llaman, Señor, Señor, y no siguen mi ejemplo?”.
Esta era una lección crucial para los discípulos, que reñían constantemente sobre quién era el más grande. Si el Señor de la gloria estaba dispuesto a humillarse y asumir el papel del siervo más bajo, ¿cómo podían hacer menos los discípulos? Una vez Jesús les preguntó:
Lucas 6:46 “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”
“me llamáis, Señor, Señor”. No es suficiente servir de labios bajo el señorío de Cristo. La fe genuina produce obediencia. Un árbol se conoce por sus frutos:
Lucas 6.44 “Porque cada árbol se conoce por su fruto”
Vea el cambio que hace Jesús a sus discípulos en medio de su discurso. ¿No lo notaron? Jesús primero se pone como Maestro y luego Señor, para llamar su atención, pero luego lo ubica en la posición que debemos llegar en nuestro corazón y mente.
Juan 13.12 “Juan 13:12 “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro”
Lo que pasa es que muchos se quedan con el Maestro. !Y no te quedes viendo a Jesús como el Maestro solamente! Las iglesias de puerta ancha, su enfasis no es lo eterno, sino sacar los principios del Gran Maestro para vivir mejor la vida y sacar lo máximo en la tierra. Lo correcto en posición es Señor de primero. Yo sé que estás en la iglesia porque aprendes del Maestro a través de las Escrituras, pero: ¿Jesús es tu Señor? ¿En que parte del versículo describe tu corazón? Maestro y Señor ó Señor-Maestro va primero.
Su respuesta es una gran decisión. ¿Sábes que las religiones son producidas por este juego de palabras que hizo Jesús? Lo explico:
La religión florece en el mundo porque las personas quieren vivir en el cielo después de la muerte, pero ellas son las que determinan a dónde van. Sea el nirvana del budismo, el paraíso del islam, los planetas del mormonismo, o la reencarnación, las religiones ofrecen algunas formas de dicha, felicidad, realización o recompensa en un plano superior después de esta vida.
En esta era de tolerancia y rechazo de la verdad absoluta (especialmente de la verdad expositiva), existe una extendida creencia de que todo aquel que es sincero en su fe irá al cielo. Incluso muchos “cristianos” se aferran a ese punto. Sostienen que Dios aceptará a quienes son sinceros en su compromiso religioso, aunque nunca dejen sus religiones falsas ni profesen fe en Jesucristo. Es más, algunos incluso sostienen que dichas religiones falsas pueden ayudarlos realmente a llegar a Dios.
Pero el evangelio es inflexiblemente exclusivo. Jesús declaró:
Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”
Los primeros cristianos predicaron la verdad así:
Hechos 4.12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
A lo mejor usted piensa: !Pastor, no seamos tan estrictos!..conocemos personas que pasan en misa todos los días, pentecostales que pasan orando por oras, cantando todo el día alabanzas y otros ayunan hasta por semanas en nombre de Cristo. También existe gente de gran corazón que pasa ayudando a la gente más pobre. ¿Dios se va a fijar en las intenciones buenas que tienen? Ellos quieren ir al cielo, no son perfectos pero están cerca de la verdad.
Hagamos una hipotesis, en caso de que hubiera alguna religión aparte del cristianismo bíblico bastante cerca de la verdad de que sus seguidores podrían alcanzar el cielo, esta sería el judaísmo. Después de todo, cristianos y judíos tienen mucho en común. Unos y otros creen en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Ambos creen que Dios es santo, soberano, omnisciente, omnipresente, inmutable, creador, sustentador y juez. Los dos creen en la realidad del pecado y la necesidad de justicia. Unos y otros creen en virtudes tales como humildad, sinceridad, bondad y perdón. Y los judíos creen en las Escrituras del Antiguo Testamento.
Sin embargo, fue a individuos que sostenían estas creencias que Jesús dirigió este mensaje. Muchos estaban fascinados con Él, como lo evidencian las grandes multitudes que lo seguían adondequiera que iba. Algunos incluso se identificaban como discípulos de Cristo y afirmaban que, en cierto sentido, Él era su Señor o Maestro. Pero a pesar de todo eso, muchos no alcanzaron la salvación porque no le obedecieron, según deja en claro la pregunta directa del Señor, ¿por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
La sumisión a Jesucristo como Señor es un elemento no negociable de verdadera salvación. Romanos 10:9 declara explícitamente:
Romanos 10:9 “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”
Pablo originalmente le escribió a los Romanos. En eso tiempos, los que confesaban a Cesar como señor les daban un certificado. En algunos lugares se los pedía, y sino tenía, no le vendía, no tenía con que comer.
Decir: !Jesús es el Señor! significaba todo para ellos. De igual manera debe ser para nosotros si así lo confiesas.
La fe salvadora es fe OBEDIENTE, así como algunos pastores-sacerdotes salieron del legalismo religioso y se decidieron por Cristo. Lucas nos cuenta su obediencia:
Hechos 6.7 “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”
Estos discipulos y sacerdotes produjeron esa fe por sí mismo, sino que Jesús es:
Hebreos 5:9 “autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”
Pedro escribió que el fin de la salvación es obedecer a Jesucristo:
1 Pedro 1.2 “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer ”
“Presciencia” anticipado conocimiento
Aquellos que aman a Jesús guardan sus mandamientos:
Juan 14.23 “El que me ama, mi palabra guardará” (Jn. 14:15, 23; 15:10; cp. 1 Jn. 5:3).
Por otra parte:
Mateo 7:21 “no todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
Pablo pronunció una maldición sobre quienes rechazan a Jesucristo:
1 Corintios 16.22 “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. “
Santiago advirtió:
Santiago 1:22 “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”
Tener a Dios en los labios pero no en el corazón es una blasfemia.
Los requisitos no negociables de confesar el pecado, arrepentirse y confiar en el Señor Jesucristo como el único Salvador son necesarios para la salvación. Aquellos que incumplen estos aspectos pero confían en las buenas obras y los rituales religiosos no verán el cielo, por sinceras que sean sus creencias religiosas.
Juan 13.13-15 “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”
¿Has visto en la iglesia católica y otros que hacen esta practica de lavarse los pies?
Apartir de este pasaje, algunos argumentan que lavar los pies de los discípulos es una ordenanza de la Iglesia, junto con el Bautismo y la Cena del Señor. Esto lo hacen, algunos carismáticos, los menonitas; entre los de la Iglesia de Roma, el Papa y los obispos lo hacen, el día de Jueves Santo al lavar los pies a doce pobres, quienes, por supuesto, acuden a la ceremonia con los pies esmeradamente limpios. Esta práctica se remonta al siglo IV de nuestra era, pues ya la practicaba en Milán el obispo S. Agustín
Jesús dijov15 : “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”
El Señor no está estableciendo una ordenanza del LAVAMIENTO DE LOS PIES. Los teólogos y expositores sabios siempre han sido renuentes a elevar a rito universal algo que solo aparece una vez en las Escrituras. La única otra referencia a lavar los pies:
1 Ti. 5:10 “que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.”
Este pasaje no está en el contexto de rito de IGLESIA, sino de las buenas obras practicadas por los individuos.
Elevar el hecho externo de lavar los pies al estado de ordenanza es minimizar la lección importante que Jesús estaba enseñando. El Señor dio un ejemplo de humildad, no de lavar los pies; su preocupación era con la actitud interna, no con el rito externo6(SINO QUEDAMOS EN LOS MISMO). El segundo carece de importancia sin el primero.
Debe notarse como el Maestro está abriendo la puerta a la enseñanza de una importante lección que todos debemos asumir. El Señor llama a que seamos humildes de corazón:
Mateo 11.29 “...aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;”
Lo único que está enseñándoles es el privilegio del servicio hacia un hermano cuyos pies están sucios por el polvo del camino. Lo hizo Jesús, lo deben hacer ellos. Los cristianos debemos ser siervos humildes. El título de mayor honor que podemos desear es ser semejantes a Jesús, y si Él fue siervo, nosotros no debemos desear sino ser siervos como Él. Este era el pensamiento que dominaba la mente del apóstol Pablo, cuando al escribir a los corintios les dice:
1 Co. 4:1 “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo”
El orgullo, la vanagloria, el yo personal arrogante, procura apacarnos, cuando el privilegio no está en ser admirados por los hombres, sino servirles por amor.
La iglesia está sobrada de “GRANDES; La iglesia necesita SIERVOS.
2.
Juan 13.16-17 “De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.”
Negarse a seguir el ejemplo de Jesús sobre el servicio humilde es elevarse sobre Él,ALGO QUE ES MUY PELIGROSO, en ORGULLO, pues el siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
El pensamiento con el cual concluye el Señor: V17“Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”, refleja la verdad bíblica según la cual la bendición sigue a la obediencia. Las palabras de apertura de los Salmos enfatizan esa verdad:
Salmo 1.1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”
El Salmo 119:1 declara:
Salmo 119:1 “Bienaventurados (Dichosos) los perfectos de camino, Los que andan en la ley de Jehová.”
“Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del SEÑOR”
Salmo 128. “Dichoso todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos.”
En Proverbios 16:20 Salomón declaró:
Proverbios 16.20 “El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.”
Jesús declaró:
Lucas 8:21 Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.”
Más adelante, en el Evangelio de Lucas, afirmó:
Lucas 11:28 “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”
Este pasaje revela una forma especial en que los creyentes pueden obedecer a Dios y recibir su bendición: siguiendo el ejemplo de su Hijo.
1 Juan 2:6 “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”
Servir a otros en la humildad del amor es imitar a Jesucristo:
Filipenses 2:5 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,”
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Al principio leímos una pregunta, que sería respondida al estudiar el pasaje expositivo de Juan 13: 12-17 :
Juan 13.12 “¿Sabéis lo que os he hecho?”
Jesús hace esta pregunta esperando una respuesta adecuada de parte de nosotros ¿Cuál es esa respuesta adecuada?
NO SEAN ORGULLOSOS-ABANDONEN EL ORGULLO, PORQUE ESTÁ EN USTEDES. Miren a Jesús primero como SEÑOR,NO SIMPLEMENTE COMO MAESTRO !Sean siervoS(AS)! !Sean humildes! Amensen y sirvansen unos a otros en el amor de Cristo!